Solía ser la pesadilla del salón de clase: un bromista empedernido con poco o ningún interés por estudiar, pero experto en remedar a sus compañeros y profesores. Sin embargo, fue reclutado por Rafaela, que vio en su histrionismo y actitud temeraria un perfecto agente de campo. Richie no ha dejado de ser rebelde, y un poco sobrado, pero comparte la convicción de sus compañeros agentes: siempre está concentrado en cumplir con la misión, sin importar que cuentos, a veces demasiados rebuscados, tenga que inventar de improviso para proteger su identidad encubierta. Aunque siempre está listo para actuar, es paradójicamente el menos versado en temas ambientales, por lo que siempre tendrá preguntas que pueden parecer básicas para sus compañeros, pero serán útiles para explicar conceptos básicos a la audiencia.